El reto fundamental es la formulación de un programa para la izquierda bolivariana sustentado básicamente en dos absolutos: el ejercicio pacifico de la persuacion, como base moral, tan alejada del dogmatismo como del relativismo; y la practica al pie de la letra del igualitarismo, es decir del jacobismo.
Los particularismos, nacionalismos, localismos, las minorías autodefinidas deben tratarse con mucho cuidado pues por lo general forman parte real de la estructura social que ha aparecido en la parte final del siglo XX en sustitución de la visión de clases heredada del siglo XIX.
Semejante programa tendría que decidir sobre el grado de intervencionismo económico concientes de ese efecto en la creación de desigualdades, grupos de poder y lo que ha dado en llamarse la boliburguesia.
Debería determinar la sustitución definitiva de la burocracia por una adhocracia. Entre otros aspectos fundamentales, un programa semejante mantendría la probabilidad de la creación de consensos que harían posible la formación de comunidades articuladas políticamente, incluso a escala planetaria como se propone con la convocatoria de la Quinta Internacional.
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