Por: Guillermo Meléndez.
UNA LUCHA CONTINUADA.
Nada de lo que acontece en el país es casual. Tampoco deja de
parecerse a lo ocurrido en los países latinos cuando sus pueblos se han
levantado para hacerse visibles en una sociedad de cómplices, egoísta y a todas
luces entreguista de los intereses nacionales a cambio de un poder que ni ellos mismos manejarán
libremente. El ejemplo clásico es lo ocurrido con Salvador Allende, en la Chile
de los setenta, cuando la oligarquía perdió su status y profundizó una lucha de
clases fuertemente ayudados por los yanquis para derrocar a un presidente
socialista elegido democráticamente.
Venezuela, como vemos, es objeto de un bestial ataque por
todos sus flancos, político, social y en el peor de los casos el económico que
no distingue credo, color ni preferencias políticas. No es difícil aseverar que
estamos en presencia de una lucha de clases en donde la burguesía arremete
contra, según consideran ellos, los de su menor clase. Y no podía ser de otra
forma puesto que siempre ha sido así. La clases dominantes cuando tiene dominio
en su esfera, espacio o territorio presenta un escenario de aparente
tranquilidad, pero cuando eclosionan los oprimidos, clamando por justicia
social, pidiendo que el esfuerzo de su trabajo sea pagado enteramente o bien
cuando toman los espacio de poder para ejecutar políticas sociales o bien para
escribir leyes que aproximen las clases sociales, ellos, la burguesía, manipulan su aparataje productivo y
financiero para hacer aguas la economía en donde tienen asiento las clases
sociales, sacando la peor parte quien menos tiene. No obstante, en Venezuela,
la burguesía ha puesto en marcha un plan que ha trastocado hasta las clases
medias pudientes por la falta de bienes y servicios.
Esta pretendida y en marcha operación burguesa está socavando
todos los estratos sociales y ellos, a
pesar de las pérdidas que esto pueda ocasionar puesto que es la paga del plan,
saben que la democracia no está de su lado por lo que han dirigido sus acciones
en contra del estado para derrocar a un gobierno apegado a su constitución y,
en consecuencia, a su pueblo, es la lucha de clases altamente expresada y
orquestada con cualquier medio y a cualquier precio a cambio de que la
burguesía rehaga a la oligarquía con la toma del poder, para borrar y redactar
leyes que le permitan plenos poderes.
No obstante, acá no les ha funcionado del todo bien su
estrategia. Las masas, a pesar de la ruin economía, han resistido y no ha caído
en las provocaciones que intenta la burguesía quien apuesta por un estallido
social, tal cual caracazo y justificar una intervención extranjera que termine
por imponer un régimen que rinda cuentas al capital extranjero bajo la tutela
de un imperio generador en gran medida de las injusticias humanas. Venezuela la
han convertido en blanco de ataques por parte de la derecha internacional
apoyada por las transnacionales de los medios quienes dedican millones de dólares
para mentir sobre Venezuela haciéndola ver como un país forajido, violador de
derechos humanos y de los más elementales derechos de las personas, cuando
sabemos que todo ello es totalmente falso dado que responde a una estrategia internacional
para derrocar a un gobierno reconocido por los organismos de la O.N.U por haber alcanzado las metas del milenio
mucho antes del año 2.015. La disminución de la pobreza, del hambre, del
analfabetismo son derechos en donde Venezuela demuestra su total apego al
respeto de los derechos humanos. La resistencia del pueblo venezolano es digna
e invita a los pueblos a no arrodillarse en una lucha de clases que no termina
y que serán recompensados con el esfuerzo y el nivel de conciencia que la lucha
exige.